miércoles, 21 de noviembre de 2018













CONTENIDO CENTRAL 5
¿Puede la literatura ir en contra de las reglas establecidas?

LECCIÓN UNO
La Literatura de Vanguardia

1. ¿Cuál es la relación de lo feo, lo apocalíptico y lo grotesco con la poesía de Georg Trakl (“Canción del solitario”, “A un muerto prematuro”, “Humanidad”, “En el este”) o de Else Lasker Schüler (“Mi piano azul”, “En tus ojos”)?

2. ¿De qué manera Guillaume Apollinaire rompe con las estructuras clásicas de la poesía en “La paloma apuñalada y el surtidor”, “Espejo” y “La lluvia”?

Organízate en equipos de cuatro o seis integrantes, como en el corte 2 y diseñen un cartel. Tu profesor te mostrará un ejemplo. Cada equipo se pondrá de acuerdo para la elaboración y entrega en tiempo y forma. Investiguen a uno de los escritores de la literatura de Vanguardia, mencionar  lo más importante de la vida del autor, un aspecto del contexto histórico, nombre del poema que les tocó, las características de este en un comentario crítico y dar respuesta a las preguntas gruía.

Es importante recordar que para que el trabajo en equipos funcione adecuadamente hay que considerar las siguientes recomendaciones:

·         Seguir las instrucciones para la elaboración del cartel, ver la lista de cotejo.
·         Trabajar cooperativamente, todos los integrantes del equipo son responsables de los logros de la actividad.
·         Estructurar los equipos y asignar los roles.
·         Observar la rúbrica para la exposición de los equipos.

ANTOLOGÍA DE POESÍA DE LA LITERATURA DE VANGUARDIA



1. “Canción del solitario” de Georg Trakl
(Salzburgo 1887-Cracovia, 1914), Austriaco
A Karl Borromaus Heinrich

Pleno de armonías es el vuelo de las aves. Los verdes bosques.
se han reunido al atardecer en cabañas silenciosas;
las praderas cristalinas del ciervo.
Lo oscuro atenúa el murmullo del arroyo, las húmedas sombras

y las flores del estío, que suenan bellas al viento.
Ya anochece sobre la frente del hombre pensativo.

Y alumbra una lamparilla, lo bueno, en su corazón,
y la paz de la cena; porque benditos son pan y vino
por las manos de Dios, y te contempla desde ojos nocturnos
silencioso el hermano, que pueda descansar del peregrinaje espinoso.
Oh, vivir en el azul animado de la noche.

Amoroso abraza también el silencio en el cuarto las sombras de los antepasados,
los tormentos purpúreos, queja de una magna estirpe,
que piadosamente se extingue ahora en el nieto solitario.
Porque siempre más resplandeciente despierta de los negros minutos de la locura
el paciente en el umbral de piedra;
y lo abrazan poderosamente la frescura azul y el luminoso fin del otoño,

la casa silenciosa y las leyendas del bosque,
medida y norma y las sendas lunares de los solitarios.


2. A un muerto prematuro de Georg Trakl

                Oh, él ángel negro, que furtivo salió
             del interior del árbol,
             cuando éramos dulces compañeros de juego en la tarde,
             al borde de la fuente azulada.
             Nuestro paso era sereno, los ojos redondos
             en la frescura parda del otoño.
             Oh, la dulzura púrpura de las estrellas.
           
             Pero aquel bajó los pétreos escalones de Mönschberg
             con una sonrisa azul, y en la extraña crisálida
             de su más tranquila infancia murió.
             En el jardín quedó el rostro plateado del amigo
             atento en el follaje o en las antiguas rocas.
           
             El alma cantó la muerte, la verde corrupción de la carne,
             e imperó el murmullo del bosque,
             la queja febril del animal.
             Siempre tañían desde torres
             las azules campanas de la tarde.
           
             Llegó la hora en que aquel vio sombras en el sol púrpura,
             veladuras de podredumbre en el ramaje desnudo;
             en la tarde, cuando en el muro crepuscular
             cantó el mirlo,
             y el espíritu del muerto prematuramente
             apareció silencioso en la alcoba.
           
             Oh, la sangre que fluye de la garganta del dios,
             flor azul; oh, las lágrimas ardientes
             lloradas en la noche.            
             Nube dorada y tiempo. En solitario recinto
             hospedas con frecuencia al muerto.
             y caminas en diálogo íntimo bajo los olmos
             bordeando el verde río.
                                                                        Versión de Helmut Pfeiffer

3. HUMANIDAD de Georg Trakl

La humanidad antes de colocar artefactos explosivos,
Un redoble de tambor, frente guerreros oscuros,
Comenzó por la bruma de sangre, los anillos de hierro negro,
La desesperación, la noche triste en el cerebro:
Aquí la víspera de la sombra, y el dinero de roja caza.
Las nubes, los saltos de luz a través del sacramento.
Vive en el pan y el vino un silencio suave
Y los que están reunidos en número de doce
Por la noche duermen en el santuario bajo las ramas del olivo;
Santo Tomás mete la mano en Wundenmal.

                                                 Traducción de Rodolfo Modern


4.En el este
A los salvajes órganos de la invernal tormenta
se asemeja la rabia tenebrosa del pueblo,
la onda purpúrea del combate,
de estrellas deshojadas.

Con las cejas quebradas, los brazos plateados,
la noche a moribundos soldados hace señas.
A la sombra del fresno otoñal
suspiran los espíritus de los muertos a golpes.

Rodea la ciudad espinoso baldío.
La luna arroja de los ensangrentados escalones
a las mujeres aterradas.
Lobos fieros irrumpen derribando la puerta.´


Else Lasker-Schüler

Fue una escritora y poetisa alemana, cuyo verdadero nombre era Elizabeth Lasker-Schüler, nacida el 11 de febrero de 1869 en Elberfeld (hoy Wuppertal) y fallecida el 22 de enero de 1945 en Jerusalén.

5. Mi piano azul

En casa tengo un piano azul,
y no me sé, sin embargo, una sola nota.

Está en la penumbra de la puerta del sótano,
desde que el mundo se embruteció.

Las estrellas tocan a cuatro manos
—la mujer de la luna cantó en la barca—
ahora bailan las ratas sobre el teclado.
El teclado está hecho pedazos.
Por la muerta azul yo lloro.

Ay, queridos ángeles, ábranme
aún en vida las puertas del cielo
(comí de un pan amargo)
a pesar de la prohibición.



6. En tus ojos Else Lasker-Schüler


Azul se pone en tus ojos...
Pero por qué tiembla todo mi corazón
Ante tus cielos.

Hay niebla en mi mejilla
Y mi corazón se inclina hacia el fin.


.

7. Eres el horror de Georges Bataille

Eres el horror de la noche
Te amo como se agoniza
Eres débil como la muerte.

Te amo como se delira
Sabes que mi cabeza muere
Eres la inmensidad, el miedo.

Eres bella como matar  es bello
Con el corazón desmesurado me ahogo
Tu vientre está desnudo como la noche.






8. El espejo de la identidad
Guglielmo Alberto Wladimiro Alessandro Apollinaire de Kostrowitzky, hijo de madre soltera, nace en Roma en 1880 y adopta la nacionalidad de su progenitora: polaca dentro del imperio ruso. Las dificultades económicas llevan a la familia de un país a otro en busca de sustento. A los 15 años se instalan en Niza, donde Wilhelm, como lo llama su madre, destaca como alumno y comienza a escribir poemas en francés. Con la determinación de convertirse en poeta francés, adopta pronto un nuevo nombre de pluma. Escoge Guillaume como nombre de pila, y Apollinaire, por Apolón, dios mediterráneo y de la poesía. Este cambio tendrá una gran importancia en la creación de su identidad. Uno de sus caligramas lo confirmará más tarde. En “Cœur couronne miroir” (“Corazón corona espejo”), el espejo lleva, al centro, su nombre de pluma, alrededor del cual se lee:
En este espejo estoy
Encerrado vivo y verdadero
Como se imagina a los ángeles
Y no como son
Los reflejos



André Bretón (1896-1966)


10. No ha lugar de André Bretón
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008

Arte de los días arte de las noches
La balanza de las heridas que se llama Perdona
Balanza roja y sensible al peso de un vuelo de pájaro
Cuando las amazonas de cuello de nieve con las manos vacías
Empujan sus carros de vapor sobre los prados
Veo esa balanza sin cesar enloquecida
Veo el ibis de bellos modales
Que regresa del estanque atado en mi corazón
Las ruedas del sueño encantan a los espléndidos carriles
Que se elevan altísimos sobre las conchas de sus vestidos
Y el asombro salta de aquí para allá sobre el mar
Ve mi querida aurora no olvides nada de mi vida
Toma estas rosas que trepan en el pozo de los espejos
Toma los latidos de todas las pestañas
Toma hasta los hilos que sostienen los pasos de las marionetas               
      y de las gotas de agua
Arte de los días arte de las noches
Estoy en la ventana muy lejos de una ciudad llena de terror
Fuera unos hombres con sombrero de copa se persiguen a
      intervalos regulares
Semejantes a las lluvias que amaba
Cuando hacía tan buen tiempo
«La ira de Dios» es el nombre de un cabaret al que entré ayer
Está escrito sobre la portada blanca con letras más pálidas
Pero las mujeres-marineros que se deslizan detrás de los cristales
Son demasiado hermosas para tener miedo
Aquí nunca el cuerpo siempre el asesinato sin pruebas
Nunca el cielo siempre el silencio
Nunca La libertad sino por la libertad

11. EL VERBO SER de André Bretón

Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene alas, no se halla necesariamente en una mesa servida en una terraza, en el atardecer, al borde del mar. Es la desesperación y no el regreso de una cantidad de hechos sin importancia como las semillas al caer la noche dejan un surco por otro. No es el musgo sobre una roca o el vaso para beber. Es un barco acribillado por la nieve si queréis, como los pájaros que caen y su sangre no tiene el más mínimo espesor. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Una forma muy pequeña delimitada por joyas capilares. Es la desesperación. Un collar de perlas para el cual uno no sabría encontrar un broche y cuya existencia ni se sostiene en un hilo, tal la desesperación. Del resto no hablemos. No hemos terminado de desesperarnos si comenzáramos. Yo, me desespero por la pantalla a las cuatro, me desespero por el abanico a medianoche, me desespero por el cigarrillo de los condenados. Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene corazón, la mano queda siempre en la desesperación sin fuerza, en la desesperación cuyos hielos no nos dicen jamás si murió. Vivo de esta desesperación que me encanta. Amo esta mosca azul que vuela en el cielo a la hora que musitan las estrellas. A grandes rasgos conozco la desesperación, de vastos asombros menudos, la desesperación de la altivez, la desesperación de la cólera. Me levanto cada día como todo el mundo y descanso los brazos sobre un papel floreado, no me acuerdo de nada y siempre es con desesperación como descubro los hermosos árboles desarraigados de la noche. El aire de la habitación es bello como palillos de tambor. Hace un tiempo increíble. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Es como el viento de la cortina que me asiste. ¡Se conoce semejante desesperación! ¡Fuego! Oh van a venir de nuevo… ¡Socorro! Helos aquí cayendo por la escalera… Y los anuncios del periódico y los avisos luminosos a lo largo del canal. ¡Montón de arena, vete, especie de montón de arena! En sus grandes rasgos la desesperación no tiene importancia. Es un hacinamiento de árboles que una vez más van a hacer una foresta, es un hacinamiento de estrellas que una vez más van a hacer un día de menos, es un hacinamiento de días que una vez más va a hacer mi vida.



A partir de las exposiciones realizadas por los equipos cooperativos, completa el siguiente cuadro comparativo con los datos de las exposiciones de los análisis de los poemas.



Autor

Poema
Características



















































¿Puede la literatura ir en contra de las reglas establecidas?






CORTE 3. VANGUARDISMO Y MODERNISMO